martes, 5 de julio de 2011
Un día más.
Gabriel Garcia Márquez dice eso de "ninguna persona merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar". En cambio, ahí estás tú, sentada en la cama mirando a la nada, con los ojos hablando por si solos y el corazón agazapado en una esquina. Hace mal tiempo, como si todo se compinchara para ponerse en tu contra y hacerte tener un día un poco más gris. Piensas, te muerdes el labio, amas, sigues llorando, recuerdas, te frotas los ojos, dudas, te das cuento de lo mucho que le amas, de lo pequeña e idiota que te sientes, duele. Levantas la vista. Todo te recuerda a él. Todo es él. Y piensas. En él. En como instintivamente le agarras la mano cada vez que echas a andar, en él y su sonrisa, en como se desliza su mano bajo tu pantalón mientras tú le besas, en como te mira cuando te mira solo a ti, y todo el resto del mundo desaparece, y tú le dices "no me miras así", mientras ríes, y él te contesta "¿como quieres que te mire?", mientras tú en el fondo deseas que no aparte su mirada, nunca. Y en ese momento, mientras recuerdas todo esto, te das cuenta de lo jodida que es la vida, y te gustaría que con quereros bastara, porque a ti te llega, pero quizás a él no. Porque, te voy a decir una cosa, el amor es precioso, el amor es para lo que nacemos todos, para darlo, para hacerlo, y para que nos joda, no solo en sentido literal. Pero el amor también es pasarlo mal, sentirse raro, y que haya dudas. Y no dudas del tipo"no sé si me gusta", porque si es amor, esas dudas no existen. Me refiero a dudas con las que algunos días, inevitablemente te levantas y te acuestas, y hacen que te preguntes si él sigue considerándote la chica más bonita del universo. Y lloras, y él sí se merece tus lágrimas, eso lo tienes claro, y estas escapan rebeldes de tus ojos, solo puedes implorar a cualquier Dios que él te quiera, que no tenga dudas, que lo tenga todo muy claro, que te mate de amor, y no con un "adiós''.
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